6.11.10

Profunda Clarice.

En donde, reducidos a pequeños chacales, nosotros nos comemos riendo. Riendo de dolor – y libres. El misterio del destino humano es que somos fatales, pero tenemos la libertad de cumplir o no nuestra fatalidad: de nosotros depende realizar nuestro destino fatal. Mientras que los seres no humanos, como la cucaracha, realizan el propio ciclo completo, sin errar nunca porque no eligen. Pero depende de mí llegar a ser libremente lo que fatalmente soy. Soy dueña de mi fatalidad y, si decidiera no cumplirla, me quedaré fuera de mi naturaleza específicamente viva. Pero si cumpliera mi núcleo neutro y vivo, entonces, dentro de mi especie, estaré siendo específicamente humana.
Clarice Lispector. "La pasión según G.H."

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